¿Qué es la gestión forestal sostenible? ¿Por qué es clave para la prevención de incendios de alta intensidad?

Según la FAO, la gestión forestal sostenible abarca los aspectos administrativos, jurídicos, técnicos, económicos, sociales y ambientales del uso y conservación de los bosques, con el objetivo de asegurar que los bosques proporcionan bienes y servicios para satisfacer las necesidades actuales y futuras, y contribuyan al desarrollo sostenible de las comunidades.

En España, en la Ley de Montes  43/2003  en su artículo 6 lo define así: Gestión forestal sostenible: la organización, administración y uso de los montes de forma e intensidad que permita mantener su biodiversidad, productividad, vitalidad, potencialidad y capacidad de regeneración, para atender, ahora y en el futuro, las funciones ecológicas, económicas y sociales relevantes en el ámbito local, nacional y global, y sin producir daños a otros ecosistemas.

Y en el art 32. se habla del deber de su gestión. “Los montes deben ser gestionados de forma sostenible, integrando los aspectos ambientales con las actividades económicas, sociales y culturales, con la finalidad de conservar el medio natural, al tiempo que generar empleo y colaborar al aumento de la calidad de vida y expectativas de desarrollo de la población rural”.

Es decir, la gestión forestal es un conjunto de actuaciones planificadas para el aprovechamiento de los recursos (madera, corcho, resina, pastos, setas, etc.), uso recreativo, tratamientos para mejorar la estructura del bosque, para aumentar la vigorosidad de los árboles frente a plagas y enfermedades, para aumentar la capacidad de infiltración de agua y/o para conservar la biodiversidad. También para prevenir grandes incendios forestales.
La gestión forestal es clave en la prevención de grandes incendios forestales.

¿Y qué es la prevención?

Prevención, es la prioridad para evitar y mitigar los daños de los grandes incendios forestales. Todo el mundo habla de prevención, pero ¿En qué consiste la “prevención”? 

Por un lado, se pide prevención ante riesgo de incendio en días calurosos y secos para prevenir que se origine el primer foco: el fuego. Aquí, es donde se habla de comportamiento cívico en el monte, de no hacer quemas, de  minimizar el uso de maquinarias en el monte etc. Y es que tenemos que reducir el alto nivel de siniestralidad (95% causa humana). Sin igniciones no hay fuego que se propague.

Por otro lado, cuando el fuego se descontrola, ya tenemos un “incendio forestal”. Aquí la prevención irá dirigida a evitar que el incendio se propague, para ello habrá que incidir en las condiciones de las que depende el avance del fuego que son;  meteorológicas (viento, humedad, temperatura), topografía (valles, montañas, etc), y del combustible (vegetación y todo lo que se pueda quemar).

Está claro que no se pueden modificar las condiciones meteorológicas, tampoco se puede modificar la topografía, de manera que sólo se podrá incidir en las condiciones del “combustible”, es decir la vegetación susceptible de arder. Y es aquí donde hablamos de gestión forestal dirigida a actuaciones para crear discontinuidades y espacios abiertos que, por su menor carga de biomasa (combustible), permitan frenar o ralentizar el avance del fuego y posibiliten espacios seguros de trabajo. Lo que se denomina espacios defendibles para los servicios de extinción. 

Y no solo esto, sino que hay que atender a las estrategias de extinción. Establecer una gestión que dé lugar a masas compuestas por pies (árboles) de diferentes especies, distintas edades y tamaños ha demostrado mayor resiliencia frente a los incendios forestales, ya que será una estructura que dificulte el avance del fuego.

«Masas forestales compuestas por pies (árboles) de diferentes especies, distintas edades y tamaños ha demostrado mayor resiliencia frente a los incendios»

En otras situaciones, que representan una pequeña parte de la superficie forestal total (bosques viejos, rodales maduros, reservas forestales, cuarteles de protección sin aprovechamientos, etc.) la gestión debe optar por un objetivo de conservación de los espacios, es decir, para aumentar la resiliencia de las masas forestales favoreciendo la sucesión ecológica hacia estadíos más maduros, permitiendo estructuras forestales más resilientes ante incendios forestales y otras perturbaciones. Y es que el fuego se comporta de diferente forma cuando encuentra masas forestales continuas maduras

Ambas opciones, gestión activa del «combustible» en zonas de alto riesgo y conservación de las masas forestales maduras, deben convivir. Tendrán que ser los instrumentos de planificación forestal y de emergencia, y los estudios caso a caso, quienes establezcan las prioridades y la zonificación que garantice la mayor seguridad para la población, la conservación de la biodiversidad, el mantenimiento de los servicios ambientales de los ecosistemas y la seguridad de los servicios de extinción.

Situación de nuestros bosques ¿Están gestionados?

Se dispone de datos de superficie forestal a nivel general por CCAA y datos de la superficie sujeta a planes de ordenación (anuario forestal). Sin embargo, los datos de superficie gestionada (es decir que se haya dotado de presupuesto y donde se haya ejecutado el programa) siguen siendo un misterio. Actualmente no existe una estadística ni un acceso a la información forestal suficiente que permita una radiografía fidedigna y completa del estado de los montes españoles.

«Los datos de superficie gestionada, es decir, que se haya dotado de presupuesto y donde se haya ejecutado el programa, siguen siendo un misterio»

Si consultamos la superficie  forestal que tiene planes de ordenación (un documento técnico previo a la gestión), según datos provisionales de 2021 del anuario de estadística forestal, de las más de 28 millones de hectáreas en España tan solo el 22,2 % de la superficie forestal está sujeta a planes de ordenación. Hemos querido ir más allá, y por ello, lanzamos el informe “Grandes Incendios Forestales. Ante incendios de alta intensidad, la gestión forestal es urgente” en el que se confirma que la gestión forestal de nuestros montes es una asignatura pendiente que requiere de presupuesto, cumplimiento de normativa y de acceso a la información para concienciar y fomentar la autoprotección.

Una conclusión clara que se recoge en los distintos grupos de trabajo de entidades y personas expertas en las que trabajamos como la Declaración conjunta de Fundación Pau Costa, y  Foro de Reflexión para la Prevención Integral de los Incendios Forestales, una iniciativa de la Fundación Entretantos.

Muchas voces y trabajos para alertar de la necesidad imperiosa de gestionar nuestros montes, mucho más urgente ahora por la amenaza de grandes incendios forestales.

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