🔴ACCIÓN🔴 NO HAY AGUA PARA TANTO REGADÍO

¿Por qué desplegamos dos pancartas gigantes en el macroacueducto del Cigüela, en Cuenca? ¿Por qué más de una veintena de activistas nos hemos venido hasta esta mole de hormigón de más de 6 kilómetros de largo y unos 50 metros de alto?

En España tenemos un problema con el agua que no te están contando. Es más, algunos políticos no solo lo ocultan, sino que lo agravan. Es una verdad incómoda que no quieren decir en periodo electoral y que los votantes tampoco quieren escuchar, pero la seca realidad es que en España tenemos una burbuja del regadío.

Por eso hemos traído más de 200 metros de tela con un mensaje muy claro:

«NO HAY AGUA PARA TANTO REGADÍO»

Desde Greenpeace llevamos años denunciando los problemas de contaminación, escasez y mala gestión del agua, pero el problema se agrava hasta extremos alarmantes cuando llegan años secos como los dos últimos. Y el cambio climático solo augura periodos de sequía más frecuentes e intensos, mientras que las lluvias serán más irregulares.

Con este panorama, ¿cómo es posible que haya administraciones públicas prometiendo más y más regadío? El reciente ejemplo de la Junta de Andalucía, tratando de regularizar zonas de regadío que amenazan la subsistencia del Parque Nacional de Doñana es solo la enésima gota que desborda el vaso.

«El trasvase Tajo-Segura y otras fantasías faraónicas solo son agua para hoy y sed para mañana»

Este lugar donde estamos protestando, el mastodóntico acueducto del Cigüela, en Cuenca, es solo otro ejemplo de un modelo fallido: el trasvase Tajo-Segura y otras fantasías faraónicas solo son agua para hoy y sed para mañana; alientan los conflictos territoriales entre agricultores con poca agua en unas zonas, y agricultores con poca agua en otras. El delirio llega hasta el disparate cuando te das cuenta de que la gran cantidad de agua trasladada, en este caso hacia el sureste de la península, ha provocado el desastre del Mar Menor (el riego desbordante ha colmatado los acuíferos subterráneos, mientras filtraba al subsuelo cantidades enormes de nitratos y fitosanitarios; esa inundación subterránea artificial y contaminante, causada por el riego masivo, ha acabado por desembocar en el Mar Menor, la que fue una de las lagunas costeras más bellas y ricas de Europa, causando la famosa sopa verde y la anoxia y muerte de sus especies).

No es el único ejemplo. En nuestro reciente informe La burbuja del regadío, puedes conocer muchos más datos y ejemplos de cómo esta política hídrica se ha vuelto insostenible: no podemos seguir prometiendo un agua que no tenemos. Los políticos que lo hagan estarán estafando al campo a cambio de un goteo de votos.

«No podemos seguir prometiendo un agua que no tenemos. Los políticos que lo hagan estarán estafando al campo a cambio de un goteo de votos»

Reducir el regadío

La realidad es que debemos reducir la superficie de regadío mediante una transición hídrica justa, que ponga en el centro a las personas, para evitar que cuatro espabilados se forren con el agua de toda la ciudadanía. Debemos y podemos transformar nuestro sistema agroalimentario, reducir la cabaña ganadera (mucho de este regadío solo sirve para producir alimentos destinados a la ganadería industrial, que a su vez contamina los acuíferos), avanzar hacia modelos agroecológicos, cerrar de una maldita vez el millón de pozos ilegales que saquean nuestras aguas…

Es muy simple: hasta ahora los políticos han intentado cubrir toda la demanda de agua que algunos empresarios decían necesitar; a partir de ahora debemos pensar al revés: esta es la poca y valiosa agua que tenemos, no podemos gastar más, así que la demanda tendrá que adaptarse a lo que hay.

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