

El agua es un elemento tan habitual en el día a día que ni reparamos en todo lo que conlleva para que llegue a nosotros. Sin agua, no habría vida en el planeta pero, obviamente, no todas las aguas son aptas para su consumo. De ahí la importancia de conocer la pureza del agua: qué es, cómo se mide y qué es la calidad del agua
La pureza del agua: qué es
Lo primero es conocer qué es la pureza del agua. Y lo cierto es que, como su nombre indica, la pureza del agua viene marcada por los añadidos que tenga el líquido elemento desde su estado más puro.
Se sabe que el agua está formada, en cada una de sus moléculas, por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, así que ésa sería la expresión más pura del agua. A partir de ahí, todo lo que se le añada, hará que esa pureza sea cada vez menor.
Básicamente, hablar de agua de pureza 100%, es hablar de un agua cuyas moléculas son propias, es decir, o hidrógeno y oxígeno.
Está claro que en la actualidad, los derivados que se hacen a partir del agua son de todo tipo, pero en este caso nos vamos a centrar en el líquido que es origen de todo. Y es que sin agua potable, para empezar, el ser humano se extinguiría como especie. Por tal motivo también conviene conocer cómo se mide la pureza del agua y valorar el esfuerzo que conlleva cada trago que damos de agua con total normalidad.
Y no, quien piense que el agua potable tiene una pureza del 100% está en un error. Que el agua se pueda beber, no implica que tenga una pureza extrema. Ni mucho menos. La consideración de potabilidad se le da a un agua que un humano pueda tomar sin que tenga consecuencias perniciosas para su salud. La referencia que se toma es si tomara un mínimo de dos litros de agua durante 70 años.
Si analizamos el agua del grifo o el agua embotellada, lo normal es que ésta contenga minerales, incluso elementos nocivos que van en tan pequeñas dosis que no tienen repercusión en nuestro organismo. Ahora, están ahí reduciendo la pureza del agua. De hecho, se nota porque el agua del grifo tiene sabor distinto al del agua embotellada o el agua de manantial. De ahí la importancia de medir la pureza del agua.
La pureza del agua: cómo se mide la pureza
Saber cómo se mide la pureza del agua no es una información que cualquier conozca. Y a pesar de ello, a diario se realizan mediciones en todo el mundo. Pero, ¿cómo se hacen estas mediciones? Depende de factores como el presupuesto, la prisa o la paciencia. Y es que no es lo mismo analizar el agua de un embalse que el agua de un abastecimiento municipal.
- Cintas reactivas – Son económicas, rápidas y poco fiables. Ahora, cuando no tienes tiempo ni presupuesto, pueden sacarte de un apuro. Estas cintas reactivas son de usar y tirar, por lo que sólo tienen un uso útil. La forma de hacerlo es tan sencilla como meterlas en el agua a analizar y esperar el tiempo marcado por el fabricante para que los reactivos cojan un color concreto, que dependerá de la pureza del agua. Para verificarlo, compararemos el color obtenido con la tabla que viene junto a las tiras reactivas
- Discos de colores – Ofrecen un dato de pureza del agua mucho más aproximado. Eso sí, requieren de más tiempo y trabajo, por lo que conviene informarse bien de cómo se usan pues, además, tampoco son baratos. Para usarlos, el agua se mezclará con el reactivo de turno en un recipiente de cristal, donde se dejará el tiempo indicado. En este caso es el agua la que cambia de color e indica la pureza de ese agua.
- Colorímetros y fotómetros – Los tiempos han cambiado y la digitalización de las mediciones de la pureza del agua es una realidad. De hecho, una realidad precisa, rápida y sí, algo cara. En este caso son los colorímetros y fotómetros los gadgets que usamos para analizar la pureza del agua. Se trata de aparatos cómodos de llevar y cuyo margen de error es mínimo. Además, más rápidos que los discos de colores. El precio de un colorímetro o un fotómetro comienza en 50 euros y puede llegar hasta donde queramos.
La pureza del agua: qué es la calidad del agua
Por último, te hablamos de la pureza del agua y te contamos qué es la calidad del agua. Aunque nadie lo tome como tal, el agua es un artículo de lujo que determina, sin ir más lejos, la riqueza de un país. Y es que del agua dependen elementos como la calidad de los alimentos, la biodiversidad de una zona o muchas actividades económicas de una nación. De ahí el interés de muchos países en el líquido elemento.
Por tal motivo, parece lógico que la calidad del agua venga determinada por el uso que se le acabará dando a la misma. Por ejemplo, si será agua para consumir o para entornos naturales, la pureza debe ser lo más alta posible. Mientras, si ésta se va a usar para recopilar energía hidráulica, la normativa es mucho más laxa en cuanto a pureza, pues supondría desperdiciar agua de alta calidad.
A pesar de todo, como grandes cantidades de agua siempre vuelven al sistema hidrológico de turno, lo aconsejable es que toda agua sea tratada, para así evitar contaminar entorno alguno. Y es que ya hay suficientes elementos que pueden estropear la calidad del agua:
- Incremento de la población
- Cambio climático
- Sequías
- Inundaciones
- Vertidos de químicos y patógenos
- Especies invasoras
- Aumento de la urbanización
- Aumento del nivel de mar
Para terminar, mencionamos los parámetros físico-químicos que determinan la calidad del agua. Es decir, las características que se miran cuando se analiza un agua determinada:
- pH
- Temperatura
- Oxígeno disuelto
- Dureza
- Alcalinidad
- Demanda Biológica de Oxígeno (DBO)
- Demanda Química de Oxígeno (DQO)
- Nitrógeno
- Fósforo
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